En este momento histórico vivimos la agudización de la crisis en los niveles económico, político y social, como resultado del Golpe de Estado y como expresión de la crisis global del sistema que se expresa en Honduras mediante la entrega del país a través de sus recursos naturales, la fuerza de trabajo abaratada de jóvenes y de mujeres, la privatización del sistema educativo y de salud, y el deterioro de la vida de las y los hondureños, arraigada en la impunidad total que asesina, aterroriza y agobia a la población. La desesperanza intenta apoderarse de nuestra tierra provocando intensos procesos de migración que cuesta no sólo la vida sino la dignidad de nuestras hermanas y hermanos fuera del país.
Sufrimos la violación de los derechos humanos, desde los más fundamentales, hasta lo que hoy se ha convertido en cotidianidad: la violencia dirigida contra movimientos organizados, la criminalización de los movimientos sociales y la militarización y re militarización de los territorios y el autoritarismo social como expresión de esa cultura que impera como forma de vida.
Esta situación es producto de políticas imperialistas gringas que se articulan a las decisiones de la oligarquía golpista, en la búsqueda de reconfigurar fuerzas a su favor en la región. El Acuerdo de Cartagena es prueba de esta imposición. La OEA que debió haber jugado un auténtico papel de reversión en el Golpe de Estado en Honduras ahora lo legitima con dicho acuerdo, el cual sirvió de base para sentar un funesto precedente incorporando por primera vez un Estado golpista a dicho organismo. Con el acuerdo se pretende la incorporación del digno movimiento de resistencia al juego partidario de la democracia electorera que beneficia sólo a transnacionales y empresarios. Por consiguiente ni la OEA ni el régimen con dicho acuerdo responden a las justas aspiraciones del Pueblo hondureño sino solo a los intereses del régimen, a nivel internacional y nacional.
Por nuestra parte estamos cada vez más convencidas y convencidos que estamos viviendo una gesta histórica en Honduras, que el espíritu de resistencia reside en una gran mayoría del pueblo pues con claridad puede ver que el régimen actual no tiene ninguna propuesta para la vida, de tal manera que persiste la voluntad de construir algo diferente como un faro de esperanza para nuestras luchas.
En tal sentido este Espacio Refundacional integrado por organizaciones políticas y sociales, sectores progresistas importantes del pueblo hondureño, fuerzas democráticas y revolucionarias, amplio y diverso en cuanto contiene la lucha de organizaciones representativas de la Resistencia, MANIFESTAMOS:Como Espacio Refundacional llamamos a mantener la lucha contra el régimen no sólo en lo político sino en lo social que es donde el pueblo enfrenta sus grandes problemáticas.
Reafirmamos que ni el régimen, ni el Acuerdo de Cartagena, ni la vuelta de Honduras a la OEA responden a las demandas justas del pueblo, sino a la estrategia imperial norteamericana.
No a la reconciliación con los golpistas, responsables directos del asesinato de nuestros compañeros y compañeras de lucha y violadores conscientes de los derechos humanos del pueblo.
Esta Asamblea es una oportunidad para que se retome nuestro compromiso contra los sistemas de dominio capitalista, racista y patriarcal, para que sigamos exigiendo el castigo contra los represores y por el fin del militarismo y la represión.
El Espacio Refundacional hace un llamado a toda la membresía del FNRP para que construyamos la Unidad interna alrededor de los objetivos originales de la Resistencia los cuales se resumen en la lucha por la refundación del país mediante el proceso de auto convocatoria constituyente y la movilización popular organizada y sistemática, única vía para construir una Nueva Honduras.
Organizaciones firmantes:
Personas adherentes:
Gilda Rivera, Tomas Andino, Noemi Dubón, Luis Méndez… y siguen las firmas