Socialismo o Barbarie de Honduras

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El Trabajador Socialista 85 - Octubre 2011


Obama LoboEditorial:

Recomponer las fuerzas populares para enfrentar el neoliberalismo y su “democracia armada”

El gobierno de Pepe Lobo ha logrado una notable estabilidad que nadie hubiera previsto cuando
asumió el poder el 27 de enero del 2010, situación que le ha permitido avanzar a pasos agigantados en un modelo de país autoritario, al servicio del capital extranjero y excluyente de la mayoría del pueblo hondureño. El aislamiento internacional, el cuestionamiento de la extrema derecha y la burguesía hondureña y la abierta y beligerante oposición del Frente Nacional de Resistencia Popular, quedaron atrás.

Washington hizo olvidar a Madrid

Estamos empoderando a la ciudadanía” declaró Pepe Lobo en la Asamblea de las Naciones Unidas en Washington. Y para demostrarlo mencionó las reuniones con todos los sectores para establecer un Gran Acuerdo Nacional, por medio del cual se lograría una “solución Hondureña”… “para construir escenarios viables de crecimiento económico, inversión, empleo, salarios y productividad”. Por supuesto también hizo referencia a que “todos los actores involucrados en el sistema y en el proceso educativo del país, negocian hoy una reforma profunda de la educación en Honduras”.

De tal manera quedó atrás ante todo el mundo aquel mayo del 2010 cuando no se le permitió asistir a la VI Cumbre América Latina y el Caribe — Unión Europea. Curiosamente los mismos que en ese entonces —encabezados por el presidente venezolano Chávez— se opusieron a su presencia bajo el argumento que fue impuesto por el Golpe de Estado, contribuyeron a su aceptación en los organismos internacionales (también encabezados por Chávez) cuando los asesinatos, la represión y criminalización social, los ataques a todo nivel contra el pueblo hondureño se han multiplicado en relación a los meses siguientes al Golpe de Estado.

La Asamblea de la ONU y la reunión con el jefe del imperialismo norteamericano, Barack Obama, marcan la definitiva legitimación por parte de la llamada “comunidad internacional”, de un gobierno que subió al poder en medio de un Golpe de Estado, con la sistemática represión al pueblo hondureño y en elecciones con una abstención de más del 65% del electorado.

Pepe puede dormir tranquilo

Bajo la amenaza de “sacarlo en pijama”, la extrema derecha golpista y el conjunto de la burguesía cuestionaban la propuesta de “Gobierno de Reconciliación Nacional” hecha por Lobo. En particular la inclusión de personajes provenientes de sectores populares y de izquierda en el gobierno y sus coqueteos con Mel Zelaya (recordemos que Pepe permitió la salida de Zelaya de la embajada del Brasil para que se exiliara en República Dominicana).

La extrema derecha ha bajado notablemente la confrontación con el gobierno (gracias a la importante cuota de poder político y económico que ha recibido sin olvidar la impunidad para sus miembros); y en particular la burguesía —más allá de su permanente e insaciable voracidad— ha logrado hacer jugosos negocios con el aval del gobierno de Pepe Lobo.

Esto es así porque más allá de los discursos y la retórica “reconciliadora” el Estado autoritario ha logrado reprimir la protesta social, sacar a la resistencia de la calle, sentar a los dirigentes en permanentes e improductivas “mesas de diálogo” y sobre todo recuperar la confianza en los procesos electorales del bipartidismo.

La consolidación del neoliberalismo armado

Bajo el gobierno golpista de Micheletti todos los indicadores económicos estaban en rojo.

El lento y precario mejoramiento en los ingresos del Estado en el gobierno de Lobo (tanto por afluencia de dólares de los organismos financieros internacionales como por una mayor presión tributaria sobre el pueblo) ha permitido una recuperación parcial de las ganancias capitalistas costa del propio Estado.

El gobierno Lobo-Hernández, ha aprobado todas las leyes que se ha propuesto. En lo social dio un duro golpe a los trabajadores mediante el congelamiento salarial en el año 2010, la desindexación del salario docente y la aprobación de un conjunto de leyes destinadas a precarizar el empleo con la Ley de Empleo Temporal. Con la derogación del decreto 18-2008 se asestó un duro golpe al movimiento campesino en sus legítimas aspiraciones de obtener un pedazo de tierra. Se han desmejorado los servicios públicos del estado y en el caso particular del sistema educativo nacional, se ha creado una crisis con el objetivo de acabar con la educación pública, gratuita y laica. Primero se aprobó la Ley de Fortalecimiento a la Educación Pública y a la Participación Comunitaria, y se está a las puertas de aprobar la Ley General de Educación legitimada mediante las “mesas educativas” o de concertación.

Se aprobaron contratos a diestra y siniestra entregando recursos naturales, se aprobó la Ley de “Inversión Público Privada” y la mayor expresión de entrega de la soberanía nacional: la aprobación de las llamadas “CIUDADES MODELO”, auténticos enclaves coloniales en territorio hondureño.

Estos triunfos legislativos se asentaron sobre la más grande, extendida y variada represión contra el pueblo y en particular sus organizaciones. Asesinatos, crímenes de odio (contra las mujeres y la comunidad LGTTBI), encarcelamientos masivos, represión directa, “guerra sucia” en el Aguán, militarización de la sociedad, criminalización de la protesta social, ataque a las organizaciones sindicales y sus juntas directivas, bloqueo de fondos, aprobación de leyes de “seguridad” y contra el “terrorismo”.

De Frente a las urnas y de espaldas a la lucha de clases

Los éxitos logrados por el régimen golpista con la política de “reconciliación armada” de Lobo-Hernández, sólo pueden explicarse por el fracaso del Frente Nacional de Resistencia Popular debido a la desastrosa política de su conducción.

La incapacidad demostrada para derrotar al dictador Micheletti (multitudinaria movilización en Tegucigalpa el 5 de julio del 2009; masiva movilización a la frontera a finales de julio del 2009; levantamiento barrial el 22 de septiembre del 2009; firma del Acuerdo de Guaymuras); se profundizó tras las fraudulentas elecciones del 2009.

Bajo la conducción político-ideológica del “liberalismo pro socialista” (liberales, tendencia revolucionaria y necios) encabezados por Manuel Zelaya Rosales, el Frente Nacional de Resistencia Popular, subordinó la lucha democrática en las calles contra el régimen golpista y por la Asamblea Nacional Constituyente a la creación de un partido político electoral y la participación en las elecciones del 2013.

Todo el año 2010 y 2011 la preocupación de la dirigencia ha estado centrada en lo que llaman “la vía electoral para la toma del poder”. Primero fue un debate de pasillos, luego una posición condicionada a la derrota del régimen, y finalmente tras la firma del Acuerdo de Cartagena (a espaldas del FNRP) y el regreso de Mel Zelaya, Coordinador General, la participación sin condiciones bajo los dictados de las instituciones golpistas.

Los acuerdos de las diferentes asambleas que apuntaban a la lucha directa contra el régimen fueron dejados de lado (Posicionamiento político de la declaración de Siguatepeque, febrero 2010) o reemplazados con caminatas, tomas improductivas, paros cívicos mal preparados, negativa a realizar la Huelga General y acciones vanguardistas para provocar el desgaste de las luchas.

Mientras el régimen unificaba su estrategia combinando la demagogia con la represión, para aislar, desmovilizar y derrotar las luchas, la Coordinación General del FNRP —encabezada por Manuel Zelaya—, conscientemente separó la lucha reivindicativa social de la lucha política dejando a los gremios enfrentando solos al régimen. Las consecuencias fueron el abandono de los trabajadores, la derrota del magisterio, los golpes al SITRAUNAH y al SITRAINA y el aislamiento de los campesinos del Aguán que en medio de la feroz represión del “operativo Xatruch” reciben de parte de la Asamblea Extraordinaria del FNRP la promesa de un “comunicado solidario” como muestra irrefutable del abandono de la lucha social.

En lo interno el debate de ideas fue reemplazado por la imposición y las campañas descalificadoras al mismo tiempo que —de espaldas a la base— se desarrolla una feroz pelea por posiciones y cargos entre liberales, “bloqueros” y “pavones”. Con la creación del “brazo político” (FARP, PRP, LIBRE), la situación ha pegado un salto, convirtiendo al naciente partido en una caricatura del Partido Liberal, con un caudillo decidido a colaborar con el gobierno de Pepe Lobo en la “reconciliación nacional”.

Recomponer el movimiento popular desde las bases

Frente a la nueva situación que enfrenta el pueblo hondureño, urgen nuevas tareas que retomen el camino de la lucha de clases abandonando la nefasta “reconciliación y diálogo” con el régimen.

En primer lugar, se hace necesario RECOMPONER LAS ORGANIZACIONES POPULARES DESDE LA BASE, desde las regiones, garantizando su independencia, su democracia y su representatividad.

BUSCAR LA ARTICULACIÓN Y COORDINACIÓN NACIONAL PARTIENDO DE LAS NECESIDADES Y CONFLICTOS CONCRETOS debemos avanzar en un programa reivindicativo y solidario que enfrente al gobierno de Lobo y sus políticas represivas y neoliberales. Los diversos Encuentros de los sectores en lucha son el embrión desde donde pueden y deben elaborarse las demandas populares.

Al calor de la lucha por las demandas más sentidas del pueblo hondureño es necesario RECUPERAR LA DEMOCRACIA AL INTERIOR DEL MOVIMIENTO POPULAR en todos los ámbitos: desde las estructuras de base gremiales o comunitarias, hasta el propio Frente Nacional de Resistencia Popular, teniendo presente que el Frente no es una instancia partidaria y que ningún partido político puede representarla orgánicamente.

Respetando el derecho que cada persona tiene de incorporarse a los partidos políticos electorales de su simpatía incluido el Partido Libertad y Refundación, desde Socialismo o Barbarie consideramos que dicho partido —pese a nacer al interior del FNRP— no representa los intereses de los sectores explotados, oprimidos, marginados y excluidos de Honduras, debido a su política, sus métodos y sus dirigentes, razón por la cual es necesario iniciar un debate sobre la participación electoral de los y las trabajadores, campesinos, pueblos indígenas y negros y la juventud desde el punto de vista de la CONSTRUCCIÓN DEL PODER OBRERO Y POPULAR.


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