Tinta Roja 6

El acoso institucional (mobbing)

Una nueva forma de tortura

Por Carlos Amaya, Socialismo o Barbarie

MobbingLa necesidad del sistema capitalista de maximizar sus ganancias –sobre todo en tiempos de crisis– profundiza la explotación del trabajador/a mediante la pérdida de conquistas históricas, pero también mediante métodos de producción que repercuten negativamente en las condiciones laborales (Ricardo López, La clase obrera de la maquila hondureña, Tinta Roja 4). La Colectiva de Mujeres Hondureñas (CODEMUH) es la organización que más ha desarrollado el estudio y la lucha por la defensa de la salud de la trabajadora de la maquila (entre otros muchos aspectos que aborda la organización). Sus aportes y luchas en lo relacionada a los trastornos musculo esqueléticos son fundamentales para la clase obrera hondureña, así como su avance en el señalamiento de otros trastornos que perjudican la salud de los y las trabajadoras como el estrés laboral y el acoso laboral (mobbing).

Desde las páginas de Tinta Roja queremos profundizar en el mobbing o acoso laboral que se está institucionalizando en los puestos de trabajo fundamentalmente en la administración pública como consecuencia de la combinación de la política de privatizaciones y su secuela de despidos y el autoritarismo dictatorial del régimen que está provocando una nueva forma de tortura laboral que busca destruir física y psicológicamente al trabajador/a. Al mismo tiempo alertamos sobre la inexistencia de legislación que tipifique y castigue estos abusos tanto en materia laboral como administrativa o penal.

El fenómeno del acoso laboral o mobbing ha cobrado especial importancia, al evidenciarse como la causa de enfermedad que produce patologías reactivas de depresión, o de ansiedad generalizada, e incluso de desórdenes de estrés postraumático, que conllevan más absentismo laboral, abandonos del puesto de trabajo, incremento de accidentalidad, disminución de la cantidad y de la calidad del trabajo, etc. Es un fenómeno hoy en día emergente que lo podemos denominar como el virus del siglo XXI, que consiste en una forma de tortura sistemática que contamina cada día más el mundo laboral y el derecho de las personas a trabajar dignamente y pervierte las ventajas terapéuticas de la acción laboral, constituyendo un factor de riesgo y enfermedad que genera fobia al trabajo y grandes pérdidas económicas y de competitividad.

Según estudios realizados en otros países se afirma que la Administración Pública es el sector donde más casos de mobbing se dan, debido sobre todo a que como “no se puede despedir a la víctima, se le destruye”. Todo ello auspiciado por una serie de secuaces que en unos casos ven la posibilidad de eliminar a un posible competidor en un posible concurso “espurio” y en otros porque “mientras acose a otra persona no me acosa a mí” y otras perversiones indignas más que buscan apartarlo en definitiva de su puesto de trabajo de forma irregular.

Este fenómeno, mobbing, se da en instituciones de carácter público por su facilidad para provocar situaciones de conflicto, donde la jerarquía, el control y el poder priman sobre la productividad, la cooperación y la eficiencia, que por lógica debiera de ser la fuente de inspiración de la actividad de la Administración. Son múltiples agresiones subliminales, difíciles de detectar, que van minando poco a poco y cada vez más el equilibrio psíquico del empleado.

¿Qué es el mobbing o acoso laboral?

El mobbing, también conocido como acoso laboral o acoso moral, es la acción de un acosador o acosadores sobre una víctima, con el fin de producirle miedo hacia su lugar de trabajo. Las victima reciben una violencia injustificada de tipo psicológico, manifestada a través de actos hostiles (insultos, rumores, vacío…). Estas acciones pueden prolongarse durante meses o incluso años y, en los casos más graves, se puede llegar a la violencia física o sexual.

Para definir el acoso laboral, podríamos decir que es toda conducta abusiva realizada de forma consciente, repetitiva y premeditada y que atenta contra la dignidad y la integridad física o psicológica de la persona afectada, con el objeto de conseguir que abandone el puesto de trabajo o de empeorar su clima laboral.

El objetivo final del mobbing suele ser conseguir el abandono del puesto de trabajo por parte de la víctima, ya que la consideran una amenaza para sus intereses personales. Este acoso puede llegar tanto de lossuperiores (para conseguir eliminarla de la empresa sin coste económico) como de los propios compañeros de trabajo (por la necesidad de control y destrucción de un individuo con tendencias psicopáticas).

El mobbing suele utilizar técnicas de “tortura” muy sutiles. El acoso es clandestino y no suele haber testigos que se pongan de parte de la víctima y estén dispuestos a testificar sobre lo que está sucediendo. Este tipo de violencia no deja huella, tan solo puede percibirse el progresivo deterioro físico y psicológico de la víctima. Por ello, hay ocasiones en los que la propia víctima se encuentra indefensa pensando que nadie va a creerle o que la gente creerá que ha hecho algo para merecer ese trato. Hay muchos casos en los que la víctima sufre este acoso sin saberlo, pensando que es una parte de su trabajo que debe soportar.

Diagnóstico del mobbing: Situaciones que sí son mobbing y situaciones que no lo son

Para que una situación de acoso pueda ser considerada como mobbing se requiere que sea una conducta consciente, que tenga como objetivo disminuir la estima o las capacidades de la persona en su puesto de trabajo para poder eliminarla del grupo y que se mantenga en el tiempo (al menos seis meses) con una frecuencia de acoso al menos semanal.

Para aclarar aún más el concepto explicaremos a continuación que situaciones pueden calificarse como mobbing y cuáles no:

Sí es mobbing:

Los siguientes comportamientos deben estar dirigidos exclusivamente a la persona afectada para que pueda hablarse de mobbing.

Ataques a la víctima con medidas organizacionales: Rechazo a reconocer su valía, trato inferior a los demás, sobrecarga de trabajo o, por el contrario, asignarle tareas de poca valía o dejarle sin trabajo, robar su trabajo, negarle la formación necesaria para realizar su trabajo, cambiar continuamente sus objetivos, ser objeto de procedimientos disciplinarios por causas insignificantes o inventadas…

Ataques a la víctima mediante aislamiento social: Ser separado o marginado de sus compañeros, ser humillado o criticado, distorsionar sus palabras o conductas…

Ataques a la vida privada: Negarle permisos o vacaciones, recibir burlas sobre su vida privada…

Situaciones muy graves: Violencia física ya sea sobre objetos (tirar cosas, dar portazos…) o sobre la propia víctima.

No es mobbing:

El rechazo social por el que una persona es ignorada pero no perseguida.

El stress generado por trabajar bajo presión o en ambientes muy competitivos.

Mantener conflictos con compañeros.

Padecer un jefe con personalidad complicada (autoritario, exigente, perfeccionista…)

Situaciones conflictivas laborales por diferencia de intereses.

Conflictos interpersonales puntuales entre dos individuos del mismo poder.

Conflictos laborales en los que esté afectado un grupo de trabajadores.

Dimensión del problema

A pesar de que el concepto de mobbing o acoso laboral es relativamente reciente y que hay pocos estudios específicos sobre este trastorno, algunos expertos señalan que se trata de un problema grave que sufren entre el 10 y el 15% de los trabajadores en activo.

Otros estudios, más moderados, señalan esta frecuencia en torno al 4%. A pesar de que puede parecer una cifra menos preocupante, si tomamos como media una vida laboral de treinta años, tendríamos que uno de cada cuatro trabajadores que se incorporan al medio laboral corre el riesgo de sufrir acoso laboral en algún momento de su vida profesional.

Los expertos señalan también que estas cifras son poco significativas, ya que no tienen en cuenta a la gente que está sufriendo este problema sin saberlo por falta de información o a la gente que, aun sabiéndolo, no se atreve a denunciarlo.

El mobbing puede darse en todas las empresas, siempre que se permita, y en todos los sectores profesionales. Sin embargo, parece que el sector más afectado es el de los servicios y que lasprofesiones en los que la incidencia es mayor son las sanitarias y las de enseñanza. La causa de esta mayor incidencia podría deberse a que las personas que se dedican a estas profesiones suelen poseer ciertas características psicológicas que atraen a los acosadores, como la empatía, la sensibilidad o la atención a los demás.

Consecuencias del mobbing

El acoso laboral es un problema grave, que no solo afecta a las víctimas directas. Sus consecuencias negativas se extienden a su familia y amigos, sus compañeros de trabajo, la empresa e incluso a todo el conjunto de la sociedad, ya que genera unos altos costes asistenciales.

Consecuencias psicológicas

El mobbing puede ocasionar en la victima un trastorno de estrés postraumático, que se caracteriza por la somatización del trastorno, los problemas emocionales, la depresión y la ansiedad.

Depresión: El acoso laboral provoca pérdida de autoestima, bajo autoconcepto, sentimientos de culpa… Si se prolonga en el tiempo, puede desencadenar un cuadro depresivo grave.

Ansiedad: Las victimas de mobbing pueden desarrollar un trastorno de ansiedad generalizado, caracterizado por el miedo y las conductas de evitación, que pueden, en los casos más graves, conducirles al suicidio.

Consecuencias físicas:

El acoso continuo y sistemático provoca graves problemas a nivel físico (trastornos gastrointestinales, trastornos del sueño, desajustes del sistema nervioso autónomo…)

Consecuencias familiares:

El acoso laboral puede provocar problemas en la relación de pareja y repercutir negativamente en el desarrollo psicológico de los hijos.

Consecuencias sociales:

Las personas que han sufrido mobbing pueden desarrollar conductas inadaptadas desde el punto de vista social, que pueden ir del aislamiento a la agresividad.

Consecuencias laborales:

Además de perder o tener que abandonar el puesto de trabajo por causa del acoso laboral, muchas víctimas de mobbing encuentran serias dificultades para volver a integrarse en un puesto de trabajo.

Consecuencias para la empresa:

La propia empresa puede sufrir muchas pérdidas por las situaciones de acoso (pérdida de rentabilidad, mal clima laboral, deterioro de su imagen pública…)

Tipos de mobbing según la estructura de la organización

No todas las situaciones de acoso laboral son iguales. Las acciones del acosador dependen en gran medida del nivel jerárquico en el que se encuentren tanto el acosador como la victima dentro de la empresa. Teniendo en cuenta este factor, podemos encontrartres tipos de mobbing:

Descendente: Es el tipo de acoso más habitual. El acosador es alguien que detenta el poder y el acosado es uno de sus subordinados. En este tipo de mobbing el acosado es más vulnerable que en los otros dos. Esta variante del acoso puede deberse a múltiples causas: la personalidad despótica del jefe, la práctica de actividades poco transparentes con las que la víctima no está de acuerdo, un intento de forzar la dimisión del empleado para no tener que asumir los costes de un despido improcedente o para colocar en su puesto a algún amigo, la destrucción de alguien más competente que podría poner en peligro su puesto o incluso los temas personales por desavenencias en las ideas políticas, religiosas, morales…

Horizontal: La víctima es un trabajador acosado por uno o varios compañeros de su mismo nivel jerárquico. Normalmente, el acosador, aunque sea del mismo nivel, suele disponer de un poder real superior al del acosado, ya sea por sus contactos y relaciones, por sus influencias… Este tipo de mobbing puede deberse a problemas puramente personales, a una percepción del acosado como alguien distinto o amenazador para el resto, a la resistencia del acosado a aceptar las pautas y códigos del grupo,…

Ascendente: Es el tipo menos común. En él uno o varios subordinados acosan a un jefe o superior. Puede suceder cuando a una empresa, con un grupo ya formado, llega un superior ajeno. Los trabajadores empiezan a cuestionar sus métodos y su estilo de mando. Las razones de este tipo de mobbing pueden ir desde la ambición de alguno de los acosadores por ese puesto hasta el miedo a la propia continuidad si el jefe actual no está de acuerdo con su manera tradicional de hacer las cosas. Este tipo de mobbing también puede suceder si el nuevo jefe es alguien ascendido y cuyo nuevo status no es aceptado por los que eran sus antiguos compañeros.

Tipos de mobbing según sus objetivos

Además de poder distinguir varios tipos de mobbing dependiendo de la posición jerárquica del acosador y la victima dentro de la empresa, también podemos realizar una clasificación dependiendo de los objetivos que el agresor pretenda conseguir con sus acciones de hostigamiento. Según este criterio, podríamos hablar de cuatro tipos diferentes de acoso:

Estratégico: El objetivo de este tipo de acoso es conseguir el abandono de la víctima de su puesto de trabajo sin tener que pagar la indemnización que le correspondería por un despido improcedente. Algunas empresas realizan este tipo de acoso de modo sistemático: contratan a un trabajador para beneficiarse de las ayudas al empleo y, cuando se cumplen los plazos legales, le acosan hasta que se marcha para volver a reclutar a un nuevo empleado en las mismas condiciones y con los mismos beneficios.

De gestión: Uno de sus objetivos puede ser acabar con un trabajador que no se ajusta a las expectativas del jefe (ya sea porque no se somete o porque es demasiado brillante y puede ponerle en evidencia). Otro objetivo puede ser aumentar el rendimiento de los trabajadores y los beneficios de la empresa a través del miedo. Este tipo de acoso suele ser llevado a cabo por jefes sin dotes de liderazgo ni capacidad para motivar a sus empleados, por lo que, para aumentar el rendimiento, utilizan las amenazas continuas de despido o el acoso a quien no cumple con los objetivos marcados.

Perverso: Podríamos decir que este tipo de acoso no tiene un objetivo, ya que se basa en las necesidades de la personalidad enfermiza del acosador. El agresor siente la necesidad de ganarse la confianza de sus víctimas para después aislarlas, humillarlas y destruirlas psicológicamente para sentir el poder que ostenta sobre esa persona y en el grupo.

Disciplinario: Este tipo de acoso puede intentar que la víctima se pliegue a la voluntad del acosador, sobre todo si éste está realizando maniobras fraudulentas o poco claras. También se utiliza para conseguir despedir a personas que tienen muchas bajas, mujeres embarazadas… Con este acoso no sólo se consigue castigar a las victimas sino también advertir a los demás compañeros de lo que podría pasarles si siguen su mismo camino, creando un clima de miedo en el que nadie se atreve a protestar.

Motivaciones del mobbing

A pesar de que, en muchas ocasiones, el acoso laboral está motivado por la envidia del acosador o el miedo ante las competencias profesionales de la víctima, hay otras motivaciones que pueden hacer que alguien sea seleccionado como víctima. Algunas de las más frecuentes son:

Buscar un chivo expiatorio a quien culpar de una mala organización del trabajo, buscando encubrir la propia torpeza o salvar la reputación.

Neutralizar a personas profesionalmente brillantes que, con su independencia e iniciativa, ponen en evidencia el bajo rendimiento del grupo y amenazan la jerarquía establecida.

Justificar un despido para el que no hay argumentos auténticos o conseguir que la persona abandone el puesto de trabajo por sí misma cuando el despido costaría demasiado a la empresa desde un punto de vista económico. También se puede buscar que la víctima pida un traslado o solicite la jubilación anticipada. Este tipo de acoso puede estar promovido por la propia empresa, que puede tener incluso a alguien preparado para este tipo de funciones.

Hay veces en los que se intenta precisamente lo contrario, es decir, que el trabajador no se marche de la empresa porque es imprescindible. Lo que se intenta con este tipo de acoso es disminuir la autoestima de la víctima, haciéndole sentir un inútil, de manera que no se sienta capacitado para trabajar en otro sitio.

Desplazar a la víctima hacia otro puesto de trabajo o conseguir que se marche para poner a otro en su puesto.

Aislar a una persona que puede hacer sombra al acosador o que puede desmontar el ambiente de manipulación del grupo creado por el acosador.

Eliminar a posibles competidores para escalar puestos en la empresa. Este tipo de acosadores va ganando en poder según va subiendo en la empresa, contando cada vez con más posibles víctimas a su alcance.

En el caso de mujeres acosadas, el acoso puede venir motivado por un rechazo ainsinuaciones sexuales del acosador.

Casos especiales de mobbing

Hay casos de acoso laboral que se apartan de las características de los casos clásicos. Estos casos suelen darse contra colectivos más débiles, con menos posibilidades de escapar al acosador o que, por sus características personales o sociales, pueden sufrir consecuencias más graves.

Acoso laboral y discriminación: En estos casos las conductas de mobbing se centran en personas con alguna diferencia respecto al resto de trabajadores, como los discapacitados físicos o psíquicos, o que pertenecen a una minoría (personas de otra raza o religión). Normalmente, estas personas carecen de las capacidades o del apoyo social suficiente para poder oponerse al acosador o salir de esa situación.

Acoso laboral y acoso sexual: Aunque pueden confundirse, estos dos tipos de acoso tienen grandes diferencias. En el mobbing el acoso sexual puede usarse como instrumento para humillar y denigrar a la víctima en una faceta tan personal, sin que el acosador tenga realmente ningún interés sexual en ella.

Mobbing maternal: Este tipo de acoso, realizado contra mujeres embarazadas, tiene como finalidad dar ejemplo para atemorizar al resto de mujeres de la empresa, de manera que no se atrevan a quedarse embarazadas para no sufrir el mismo castigo.

Violencia de género: Este fenómeno no es acoso laboral en sí pero puede utilizarse como instrumento para el mobbing y prepara el terreno para futuras situaciones de acoso, al convertir los comentarios o conductas sexistas en algo normal y aceptado socialmente dentro de la empresa.